En ocasiones, invertimos mucho dinero en la compra de cremas que, lejos de ayudarnos, pueden estar alterando el equilibrio de la piel. Lee siempre la composición de lo que te aplicas y evita, sobre todo, las lociones limpiadoras que tengan demasiado ácido, ya que nos resecan.
Procura que tengan elementos lo más naturales posibles, libres de químicos.
2. La importancia de exfoliar la piel
La exfoliación de la piel debe convertirse en una rutina. Debemos eliminar las células muertas para que la piel vuelva a regenerarse, puesto que depurar la epidermis es algo tan importante como, por ejemplo, depurar los riñones o el hígado.
- Un modo sencillo de exfoliar la piel mientras nos duchamos es utilizando avena. Para ello no tenemos más que aplicar en la manopla del baño tres cucharadas de copos de avena. Después, con la piel ya húmeda, ejercemos un profundo masaje para reactivar y exfoliar.
- El café también es un excelente exfoliante. Para beneficiarte de sus propiedades, puedes reutilizar el café que hayas preparado por la mañana, lo pones en el interior de una taza y añades 20 ml de aceite esencial de almendras. Lo removemos bien y lo aplicamos sobre nuestra piel cuando nos estemos duchando. Con la ayuda de una manopla, ejerce un masaje circular en tu piel. Si lo haces cada día, la notarás más tersa y luminosa.
- Para el rostro, puedes preparar un maravilloso exfoliante a base de una cucharada de miel, dos almendras molidas y unas gotitas de jugo de limón. Lo aplicamos en la cara con los dedos, haciendo también un pequeño masaje circular. Después, no tienes más que enjuagarte con agua fría. ¡Da muy buen resultado!
Extraído de " mejor con salud"
